UNA NOVIA DIFERENTE

El trampantojo con el que Charlene de Mónaco revolucionó la moda nupcial

Charlene
La Princesa en una imagen de archivo. / Gtres
  • Andrea Mori
    • Actualizado:

Han pasado casi once años desde una de las bodas royal más destacada de los últimos tiempos, la del príncipe Alberto de Mónaco con la exnadadora Charlene Witstock. Un enlace que ya en su momento estuvo rodeado por la polémica, a raíz de los rumores sobre la Princesa, cuyas lágrimas en el enlace no se atribuyeron a una situación de felicidad, sino más bien lo contrario.

Charlene y Alberto de Mónaco en un acto oficial / Gtres

Charlene y Alberto de Mónaco en un acto oficial. / Gtres

Nadie podría haber imaginado que más de una década después, la esposa del príncipe Alberto atravesaría por una grave crisis de salud que la mantiene alejada del Principado y de su familia. Un estado que es consecuencia de las intervenciones a las que se ha tenido que someter durante su estancia el pasado año en Sudáfrica, a raíz de una infección de las vías altas que tampoco le permitió regresar a casa. A día de hoy, Charlene permanece ingresada en un centro fuera de Mónaco en el que se recupera de todas las secuelas de este proceso, pero no se tiene noticia de cuándo volverá a incorporarse a su actividad oficial.

Al margen de la situación presente de la exdeportista, lo cierto es que el día de su boda, Charlene marcó un antes y un después. No tanto en la religiosa, donde prescindió de grandes tiaras y optó por un sencillo aderezo en la zona baja de la coronilla, sino, más bien, en la ceremonia civil que se celebró un día antes, el 1 de julio de 2011 en uno de los salones del Palacio Grimaldi.

Charlene

La Princesa y Alberto en su boda religiosa. / Gtres

Mientras que en su boda religiosa Charlene y en la fiesta posterior confió en el savoir fair de Giorgio Armani, no así en el enlace civil. La Princesa sorprendió con una combinación en azul celeste que, en un principio, se había pensado que era del modisto fetiche de Carolina de Mónaco, Karl Lagerfeld y, más tarde se apuntó a que podría haber sido una creación de la propia Charlene. Ni lo uno ni lo otro. La esposa del príncipe Alberto confió en la casa suiza Akris, a la cual ya había recurrido en su pedida de mano o en la boda de los duques de Cambridge, poco antes de la suya propia, en el mes de abril en Londres.

Charlene

Charlene y Alberto en la fiesta tras su boda. / Gtres

Aunque en un principio se pensó que Charlene vestía un conjunto de vestido y blazer con detalles de encaje y en azul celeste, lo cierto es que la Princesa se alejó de todos los estándares y apostó por un pantalón fluido, de corte palazzo, que simulaba la caída de un vestido. Una elección revolucionaria por parte de la exnadadora, con la que aportó un toque vanguardista a su diseño nupcial.

La Princesa, con el diseño de Akris. / Gtres

Ahora no resulta extraño que las novias -hasta las royal- apuesten por looks con pantalón. De hecho, en su boda civil con el sobrino de Alberto de Mónaco, la propia Marie Chevallier sorprendió con un original jumpsuit de Rosa Clará.

Lo último en Casa Real

Últimas noticias